Dictado
Mauricio Fuentealba T.
Lic. en Sociología
En lo que sigue defino las ideas que han dado contenido a mi sexualidad. En efecto, no detallo las experiencias humanas que están conectadas a ella. Prefiero historizarla y sacar un rendimiento teórico. Decir algo con sentido sobre lo erótico, y obviar, por abstracto, el ser heterosexual y tener valores cristianos.
Es que no quisiera reducir lo que entiendo por género, sexo y prácticas sexuales sólo a lo formal, sino permitirle el aspecto erótico. Sentirse reducido a objeto es considerar el cuerpo en su inmediatez, sin embargo, quiero plantear el problema del dictado a partir de un problema esencial, a saber: cómo exponer estos conceptos a partir de la felicidad. Penetrar la sexualidad como algo que esta ahí a la espera de ser algo más que lo biológico. Sostengo que hay que politizar la sexualidad para entender, entre otras cosas, el feminismo radical y su diferencia con el feminismo liberal.
Lo que entiendo por erotismo: todo lo que permite al individuo no terminar en si mismo. Esto implica un espacio donde los individuos se reconocen, es decir, el reconocimiento de las autoconciencias. Y este reconocimiento ha de producir placer y no agrado como en algunas situaciones donde el cuerpo es consumido como objeto. Pensar la sexualidad desde el placer, en contra de la ética hedonista del agrado.
Decir que se ha vivido en un mundo donde la sexualidad es consumo sólo dice de ella lo formal. Sostengo que mi cuerpo es sexo no por estar relacionado con la espectacularidad de un deseo agradable, sino por ser un objeto de deseo placentero. En una palabra el objetivo del dictado es la de analizar desde la perspectiva de la felicidad lo placentero que han sido las experiencias relacionadas con mi sexo, género y prácticas sexuales. Más allá de la genitalidad, componente biológico, sino en cuanto valoración socio-cultural, como placer del reconocimiento de sujetos autoconcientes.
La descripción de la cadena simbólica de la sexualidad tiene su lógica, de qué otro lado podría obtenerla[1], desde el sentido común. Más allá de las determinaciones biológicas, educacionales, históricas que se pudiesen compartir con un grupo, un pueblo o una nación lo importante es comprender las fuerzas productivas para las que la sexualidad es objeto de estudio. Como relación social es reconocimiento de autoconciencias. Como acción busca la reproducción del cuerpo.
Por un lado, la sexualidad más allá de la ética hedonista del agrado y, en cuanto a su contenido, por otro, en contra de la tolerancia represiva.
Vivimos en la ética hedonista del agrado y la tolerancia represiva. Un aspecto central de este mundo: la sexualidad. Esta mediación no siempre ha sido así y puede llegar a ser de otro modo. Pretendo ubicar mi sexualidad en un discurso que incorpore un elemento dinamizador de las condiciones actuales en las que se desarrolla, que también incorpore al placer como finalidad del reconocimiento. La pregunta sobre el género, el sexo y las prácticas sexuales ha de dar cuenta de la intersubjetividad que esta en juego, de lo humano que es este tipo de intercambio. La sexualidad reprimida de la cultura hedonista tiene el límite que ella se ha impuesto: vacío, indiferencia y atomismo individualizante. Siendo una relación social, real y con contenido la sexualidad tendría al cuerpo como fin y no como principio. En efecto, la tolerancia represiva reduce la sexualidad a tipos ideales administrados por el poder (el cuerpo gay-el cuerpo lésbico). Antiguamente estos cuerpos eran dirigidos a la marginalidad, ahora, cuando el sistema administra la diferencia, pueden ser llevados al centro y seguir siendo marginales. En consecuencia, entiendo la triada sexo, género, prácticas sexuales como parte de un mundo que produce la diferencia sexual ligada al agrado. Por el contrario, se trata del placer de cambiar un mundo.
No sólo han cambiado mi mundo sino que el sexo ha sido la herramienta en la que he encontrado el placer. Mi primera experiencia sexual tuvo lo sorprendente de no cargar con el recuerdo de anteriores experiencias.
Sus ojos
